Fernández Álvarez: "Los éxitos de los Reyes Católicos dejaron a los europeos boquiabiertos"
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Los 10 reyes que han durado más en el trono
Pocos
historiadores han conseguido como él interesar al gran público con sus
biografías sobre los monarcas españoles de los siglos XV y XVI. Manuel
Fernández Álvarez ofrece a MUY HISTORIA su autorizada visión sobre
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
-De quién partió la idea de unir en matrimonio a Isabel y Fernando de Aragón? -La
idea fue del padre de Fernando, Juan II de Aragón, que deseaba una
alianza firme con Castilla para hacer más estable su situación en la
Península, habida cuenta de los problemas que tenía con Cataluña y sus
pugnas con el reino de Navarra.
-Resulta extraño que
Enrique IV no luchara para imponer a su hija, Juana la Beltraneja, como
futura reina de Castilla, en lugar de su hermanastra Isabel.-Esa
actitud tuvo mucho que ver con el carácter pusilánime que tenía Enrique
IV. En cualquier caso, el Rey hizo algún intento para mantener a su
hija Juana como futura heredera de la Corona de Castilla, ya que impuso a
Isabel unas condiciones tales que hacían poco probable su llegada al
trono algún día. El Rey pretendía que se casara con un príncipe
portugués, de tal forma que, a su muerte, fuera su hija Juana la que
heredase el trono de Castilla. Arropada por un buen equipo de asesores y
por su propia inteligencia, Isabel negoció a su vez una cláusula en la
que se reservaba la libertad de elección en su matrimonio. Cualquiera de
los dos podía engañar al otro. Finalmente, Isabel eligió a Fernando,
que aportaba el Reino de Aragón y su juventud, lo que obviamente
disgustó a Enrique IV.
-¿Cuáles fueron las razones del levantamiento de parte de la nobleza contra Enrique IV en la Farsa de Ávila? -La
facción de nobles reunidos en torno a la Liga se enfrentó a Enrique IV y
proclamó nuevo rey a Alfonso, el hermano pequeño de Isabel. Para una
parte de Castilla, aquel muchacho de 13 años era el monarca legítimo, lo
que convertía a Isabel en la heredera del trono mientras Alfonso no
tuviera descendencia. Pero el infante-rey murió el 5 de junio de 1468,
lo que complicó el futuro de Isabel. Sin embargo, uno de los rasgos de
su carácter fue el sentido de la realidad. Supo afrontar la situación y
ganar las batallas políticas que se le fueron presentando. Viendo la
dificultad de aquel paso, se comprometió con Enrique IV a no hacer nada
en su contra mientras él viviera. Pero a su muerte, ella ocuparía el
trono.
-¿El matrimonio de Isabel y Fernando fue un enlace político o se trató de una unión sentimental en toda regla? -En un principio, fue un negocio de Estado, un mero matrimonio político. Pero pronto derivó en una verdadera unión sentimental.
-En su libro, usted cuenta la boda de los jóvenes príncipes como si fuera un capítulo de una novela de caballerías. -Es
que fue así. Isabel era la princesa joven y rubia que estaba cautiva,
el Rey la mantenía en semicautiverio. Además, iban a obligarle a
contraer matrimonio con un viejo rey portugués, mucho mayor que ella. El
joven Fernando de Aragón fue el caballero que realizó la proeza de
disfrazarse de mozo de mulas para pasar desapercibido por una Castilla
controlada por los hombres de Enrique IV. Culminó con éxito aquel
peligroso viaje y logró liberar a la princesa y casarse con ella. Un
final feliz muy propio de una novela de caballerías.
Fernando de Aragón fue el político más hábil del Renacimiento
-¿Podría describir cómo era Fernando de Aragón? -Era
un hombre aguerrido, muy preparado militarmente e inteligente, tal y
como demostró en su reinado. Fue el primer gran capitán de los tiempos
modernos, el que ganó la batalla de Toro y el que reconquistó Granada.
Hernando del Pulgar (cronista de los Reyes Católicos) lo describe como
de mediana estatura, algo más alto que ella. Pero, en contraste con la
rubia Isabel, él era de pelo muy negro. Tenía el don de gentes y era muy
mujeriego, pero también un hombre discreto, dueño de sí mismo y un
verdadero rey-soldado. Sin duda, fue el político más hábil del
Renacimiento y su prestigio fue tan grande que le glosó el propio Maquiavelo.
-¿Y cómo era la Reina? -Si
nos quedamos con el rostro del cuadro de Juan de Flandes, Isabel es una
mujer ya mayor, apartada de las cosas mundanas, con un aire muy monjil y
poco atractiva. Pero la imagen de la Reina cambia si nos atenemos al
cuadro la "Virgen de la mosca" (de pintor flamenco desconocido) que se
conserva en la Colegiata de Toro, en el que se ve a una joven rubia muy
hermosa. Esa es la mujer que enamora a Fernando. Desde el punto de vista
cultural, Isabel llegó a entender que no podía pasar a la historia como
una gran reina sin impulsar la arquitectura y las letras. De hecho,
logró reunir una gran colección de pintura. Como representante del
Estado, fue una mujer dura. Pero luego hay una etapa final en su vida en
la que la mujer de Estado dio paso a la mujer santa.
-Hay quien la critica por su fundamentalismo religioso. -Nunca
me lo he planteado en esos términos tan rigurosos. Pero sí es cierto
que hay que pensar que el carácter de Isabel iba en esa línea cuando
decidió apoyar la Inquisición y ordenó la expulsión de los judíos.
-¿Cuál de los dos monarcas decidió dicha expulsión? -Es
difícil deslindar la voluntad de Fernando y de Isabel. Hay un gran
debate al respecto. En todo caso, yo diría que Isabel veía en la
Inquisición un instrumento para vigilar la fe y el buen orden cristiano.
En aquella época, los judíos no perdonaban a los conversos su traición y
su afán de engrandecerse. Los intentos de los judíos por atraer a estos
conversos y el peligro de que algunos se judaizaran (hubo cristianos
conversos que se reconvertían al judaísmo) pudieron motivar aquella
respuesta tan dura de los Reyes Católicos.
-¿El Tribunal de la Inquisición fue un instrumento político en manos de los Reyes Católicos? -Fernando
percibió lo que suponía para el poder regio el contar con un Tribunal
tan poderoso, capaz de extender su jurisdicción sobre toda España. Pero
aquel instrumento hizo que los Reyes fueran demasiado servidores de una
intolerancia religiosa. No hay ninguna duda de que miles de personas
fueron quemadas vivas tras ser condenadas por la Inquisición. Fue una
crueldad tremenda.
-Usted cuenta en su libro lo que le ocurrió a la pobre Pampana...
-El fiscal acusó a aquella mujer de haber comido carne toda la
Cuaresma, especialmente un guiso de gallina. La tal Pampana, que en
realidad se llamaba María González y estaba casada con Juan Pampán, fue
acusada de judaizar y con tales pruebas fue condenada a ser quemada
viva, con otras 33 personas que fueron igualmente enviadas a la hoguera
por los inquisidores de Ciudad Real, en 1484.
-Parece ser que el propio Vaticano afeó la conducta a los Reyes Católicos.
-El Pontificado de Roma quedó espantado de las cosas que estaban
haciendo los reyes de Castilla y Aragón, y no quiso ser solidario de
algo tan anticristiano. Se produjo un fuerte forcejeo entre Roma y
Fernando el Católico, que no estaba dispuesto a dejarse arrebatar el
privilegio que tenía con la Inquisición. El Papa terminó arrugándose, ya
que temía perder el apoyo de dos monarcas tan poderosos y tan
necesarios en aquella cristiandad amenazada por los turcos.
-Pero, frente a ese aspecto oscuro, el reinado de Isabel y Fernando
tuvo también un lado de gran brillantez. En su opinión, ¿cuáles fueron
los grandes logros de los Reyes Católicos? -Aquella España
se presentó con tal poder, que toda Europa intuyó que una nueva época
iba a dar comienzo. En pocos años, los dos monarcas apaciguaron sus
territorios, lograron reconquistar el reino nazarí y colaboraron con su
ayuda al descubrimiento de una nueva ruta atlántica hacia las Indias
Orientales. La toma de Granada hizo desaparecer la frontera sur con el
mundo musulmán, lo que dio mayor seguridad a Castilla y a la propia
cristiandad europea. Aquella hazaña, que llenó de prestigio a los reyes
Fernando e Isabel, fue un milagro político. Sus logros dejaron
boquiabiertos a los europeos
-¿Quién fue el impulsor de la toma de Granada?
-Así como Fernando fue el gran soldado y el estratega que logró el
éxito militar, Isabel fue el alma de aquella empresa. En 1483 murió en
Francia Luis XI, que poco antes, sintiéndose en sus últimos momentos,
expresó sus dudas en cuanto a la licitud de su apropiamiento de los
condados de Rosellón y Cerdeña. Viendo Fernando que tenía la oportunidad
de consolidar el reino de Aragón con la anexión de dichos condados,
decidió que ya había hecho mucho trabajo para Castilla. En aquel momento
dejó la campaña en Andalucía. Sin embargo, Isabel le dijo que ella iba a
permanecer en su puesto para llevar a cabo la tarea que tenía
encomendada, que no era otra que la toma de Granada. Fue un momento de
gran tensión y desavenencia entre ambos, que degeneró en una crisis
matrimonial. Pero la postura firme de Isabel hizo que su marido cediera y
retomara la campaña contra los musulmanes.
-¿La guerra para reconquistar Granada contó con el apoyo popular necesario?
-Aquella guerra se libró contra el infiel y por lo tanto en los
territorios cristianos fue una guerra popular. Los pueblos salían con
fervor al paso de las tropas de Fernando. El esfuerzo por reconquistar
Granada tuvo tal apoyo social, que su recuerdo ha perdurado en el arte.
En la estela funeraria de la figura del Doncel de Sigüenza, que se
llamaba Martín Vázquez de Arce, se dice con orgullo que había estado en
la campaña militar de la Vega de Granada, donde murió en 1486. De
Francia e Inglaterra llegaron cruzados para colaborar en la lucha contra
los musulmanes. Toda la cristiandad entendió que en Andalucía se estaba
librando una guerra muy importante contra el islam. Aunque fue una obra
de Castilla y Aragón, tuvo mucho de europea, ya que la toma de Granada
venía a ser un desquite de Europa por lo sufrido en la caída de
Constantinopla.
-¿Aquella guerra tuvo algo de cruzada caballeresca?
-Fue una guerra llena de lances caballerescos, aunque no hay que
olvidar que en ella se aplicaron nuevas técnicas bélicas. Fue una guerra
moderna en la que, si bien quedaban aspectos de cruzada medieval y
caballeresca, se atacó de forma global tanto a las formaciones militares
como a toda la población civil.
-¿Qué técnicas militares introdujo Fernando el Católico?
-En la batalla de Ronda, Fernando utilizó la artillería de una forma
muy activa. Primero asediaba la plaza, luego lanzaba pellas incendiarias
y, finalmente, la bombardeaba con artillería. Aquellos ataques
provocaban tal pavor que la propia población asediada pedía a sus tropas
que negociaran con el atacante o rindiesen la ciudad. Los bajorrelieves
de la sillería de la catedral de Toledo, de Rodrigo Alemán, constituyen
un testimonio gráfico impresionante de cómo eran aquellos asedios. Cada
una de las sillas está dedicada a un momento de la guerra de Granada,
formando una crónica de las campañas militares para la reconquista del
reino nazarí.
-¿Cuál fue el impacto político de la derrota musulmana?
-En los años siguientes a la toma de Granada, España demostró a las
claras que se había convertido en la primera potencia de la cristiandad.
Aquel éxito de los Reyes Católicos tuvo su continuidad con el apoyo que
brindaron a Colón para conseguir alcanzar las Indias Occidentales o,
más bien, América.
Colón era un gran navegante, pero un pésimo gobernante
-Parece increíble que los Reyes Católicos apadrinaran la
empresa de un marino de cuyo sano juicio muchos dudaban. ¿Qué sucedió
para que el proyecto de Colón fuera aprobado? -El
descubrimiento de América llegó como un regalo. Así como la toma de
Granada fue una apuesta consciente para la recuperación de un
territorio, la aventura de Colón fue una casualidad. Muchos dudaban de
la viabilidad de aquella empresa. Una carta de Fernando el Católico
(1512) que encontré en los fondos documentales de la Colección Muñoz de
la Real Academia de la Historia resulta muy reveladora de su
escepticismo. En ella, el Rey comentaba indignado las peticiones que
imponía Juan Ponce de León para ir a descubrir nuevos territorios en las
Indias Occidentales, unas exigencias que eran muy similares a las que
había planteado Colón años antes. En su carta, Fernando señalaba que
Colón se enfrentó a la dificultad de hallar unas tierras sin que hubiera
esperanza alguna de tener éxito. Por el contrario, Ponce de León ya
tenía el camino allanado. Por lo tanto, no podía exigir lo mismo. En
cualquier caso, lo que desvela la carta es el escepticismo que sintió
Fernando ante la empresa que le propuso Colón. Estaba seguro de que todo
iba a ser un fracaso.
-¿Y por qué finalmente dio el visto bueno a Colón?
-Precisamente porque pensaba que no iba a descubrir nada. Las
peticiones desorbitadas de Colón, al que consideraba un advenedizo, no
irían a ningún sitio. Hay que recordar que el navegante exigió los
cargos de Virrey y Gobernador General de todas las tierras descubiertas y
el título de Almirante del Mar Océano, lo que le equiparaba con la alta
nobleza castellana y con un Enríquez, tío de Fernando el Católico, que
fue Almirante de Castilla. Al principio, el Rey se encolerizó mucho con
las pretensiones de ese personaje. Pero luego comprendió que aquello no
tenía tanta importancia. Fernando estaba seguro de que aquel aventurero
no iba a volver y si volvía sería con el rabo entre las piernas. Además,
la empresa tampoco era muy costosa y con su apoyo complacía a la Reina.
-¿Qué razones tuvo Isabel para impulsar aquella aventura? -Aunque
la empresa que proponía Colón parecía una quimera, hubo dos aspectos
que fueron determinantes en el apoyo de Isabel. Por incierta que fuese
la aventura, una reina con una entidad como la suya no podía dejar en
manos de otro monarca la posibilidad de ser protagonista de un gran
descubrimiento. A eso se añadió que se podían encontrar nuevos
territorios donde propagar la fe, algo muy importante en aquel momento
para Isabel, que ya se encontraba en su etapa de mayor fervor religioso.
-¿Los Reyes Católicos fueron conscientes de la importancia del Descubrimiento?
-Al principio se produjo un cierto desencanto. Colón era un gran
navegante, pero un pésimo gobernante. Sus desaciertos en el gobierno de
La Española (actual República Dominicana y Haití) fueron enormes. Pese a
todo, los Reyes comprendieron muy pronto que el Descubrimiento
significaba una enorme posibilidad de expansión de territorios. Los
Reyes Católicos sabían que lo descubierto era tan sólo una fracción de
un mundo inmenso. En su testamento, Isabel dispuso que las Indias
quedaran incorporadas a la Corona de Castilla, pero en agradecimiento al
apoyo que tuvo de su marido dejó escrito que el Rey recibiese la mitad
de lo que rentasen las islas y tierra firme del mar Océano.
-¿Contribuyeron los monarcas a la formación de la unidad política de España?
-Ellos pensaban en España, pero sin romper su diversidad. Su proyecto
no era hacer unas Cortes de España, sino mantener por separado las de
Castilla y Aragón. En aquel entonces había una frontera, una lengua y
una justicia distintas. Fernando e Isabel empezaron a configurar una
monarquía hispánica, una nueva estructura política plenamente europea,
tal y como se entendía entonces Europa, que era el espacio de la
cristiandad. Pero hubo que esperar dos siglos para hablar de una unidad
política. Fue Felipe V de Borbón el que introdujo en España el esquema
de una Francia centralizada. En realidad, en la época de los Reyes
Católicos la única medida de unificación fue la religiosa.
Fernando Cohen