miércoles, 24 de enero de 2018

INVESTIGA SOBRE ESTA HISTORIA

En 1277, Alfonso tuvo que ajusticiar a su propio hermano don Fadrique, que amenazaba con traicionarlo. Por fin, en 1282, su propio hijo Sancho (el futuro Sancho IV el Bravo) se sublevó contra él, lo que abrió un periodo de guerra civil que solo terminó con la muerte del rey, en abril de 1284, y que mantuvo al viejo y enfermo monarca recluido en Sevilla y abandonado por casi toda su familia (incluida su esposa) y buena parte de las fuerzas políticas del reino. Por esta razón, Alfonso desheredó y maldijo a su hijo Sancho en su testamento, lo que no impidió que el infante se convirtiera en el rey de Castilla y León tras la muerte de su padre.  
http://sevilla.abc.es/sevilla/20130717/sevi-infante-fadrique-201307161349.html

Una historia de enamorados

El rey Fernando III de Castilla, que había enviudado con casi 50 años de edad de su primera esposa Beatriz de Suabia, contrajo nuevo matrimonio con Juana de Danmartín, para acercarse políticamente a Francia. La diferencia de edad entre el rey y su nueva esposa, era cercana a los 30 años, pues ella tenía 17.
Cuatro años después el falleció el rey, quedando la viuda en Sevilla. Un día visitó el Alcázar el infante Fadrique, hijastro de Juana aunque sus edades, eran de 27 y 25 años respectivamente. Don Fadrique que nunca había vivido en Sevilla, acudió a presentar sus respetos a doña Juana. Desde ese día, las salidas se hicieron cada vez más frecuentes, a pesar de las críticas.

La leyenda de la torre

Con la llegada del invierno, el infante mandó construir una torre para que la reina viuda pudiese cazar teniendo cerca un fuego aunque él argumentó que era para prácticas defensivas, aunque los entendidos no estaban de acuerdo con éste.
El rey Alfonso X ante los rumores de la corte decidió trasladarla a Toledo, pero la nobleza de Sevilla y el pueblo se unieron a una guerra contra los amantes, ya que una reina viuda no podía volverse a casar ni tener amores secretos.
La reina decidió volver a Francia y mientras surcaba el río camino al Atlántico, dirigió una última mirada con los ojos llenos de lágrimas a la torre, que durante tres años había sido su nido de amor. Con un pañuelo hizo una señal en dirección a la torre donde el infante le hacía una señal de adiós con la mano.
El rey Alfonso X de Castilla autorizó el proceso contra éste obligado por la nobleza y el clero. Don Fadrique fue sentenciado a muerte por haber ofendido el decoro real al tener relaciones ilícitas con la viuda del rey, tras lo cual, fue ejecutado en Burgos. Desde entonces la Torre de don Fadrique no volvió a ser utilizada.

Realidad histórica

La realidad, según la documentación de la época, es que el infante don Fadrique murió por orden del rey Alfonso X, acusado de intrigar contra el soberano: «el rey mandó afogar a don Fadrique», elahogamiento en agua, pena generalmente usada para actos de traición. La actitud del infante no fue nueva, traicionando a su hermano en varias ocasiones.